Poderes y representación
Los poderes permiten a una persona física o jurídica designar a otra como su representante para que actúe en su nombre.
El poder especial es el documento notarial mediante el cual una persona concede facultades a otra para que esta pueda actuar en su nombre y representación realizando todos aquellos actos, negocios o contratos previstos en la propia escritura de poder.
El poder general es el documento notarial por el que una persona concede facultades a otra para que esta pueda llevar a cabo cualquier tipo de actuación en su nombre y representación sin prácticamente ninguna limitación legal.
También se conoce como “poder de ruina” por las consecuencias que puede llegar a tener en el patrimonio del poderdante. Al igual que todo poder, está basado en la confianza que el poderdante tiene sobre el apoderado, si bien, en el poder general, esta confianza adquiere una especial importancia.
El poder preventivo es el documento notarial mediante el cual una persona, con carácter preventivo, confiere facultades a otra para que este, en su nombre y representación, pueda llevar a cabo cualquier tipo de actuación en caso de que dicho poderdante, en un futuro y por la razón que fuere (como una enfermedad neurodegenerativa, un accidente, etc.), pierda la capacidad natural de obrar por sí mismo.
El poder para pleitos es el documento notarial mediante el cual una persona confiere autorización a uno o varios procuradores y a uno o varios abogados para que éstos, respectivamente, lo representen y defiendan ante los Tribunales de Justicia en relación con un determinado asunto o causa judicial en el que esta persona deba tomar parte.
